Emprender está de moda, pero no es una “profesión” fácil
No es para cualquier persona, ya que tú tendrás que tomar las decisiones. Serás tu propio jefe y serás tú quién te marques los objetivos que te propones alcanzar con tu start-up.
Un día estarás muy contento porque un cliente te ha comprado tu producto o servicio, otro día estarás muy decepcionado porque uno de tus empleados abandona tu proyecto. Tarde o temprano llegará el día en el que tienes la sensación de que todo el mundo ha conspirado contra ti o contra tu idea.
La mayoría desiste y renuncia a seguir. El mundo está lleno de personas con ideas extraordinarias sin éxito, a quienes les faltaba un ingrediente: la perseverancia.
La perseverancia (o persistencia o tenacidad) es la capacidad para seguir adelante a pesar de los obstáculos, dificultades, desánimo, aburrimiento, frustración, o los propios deseos de rendirse. La persona perseverante termina lo que ha empezado, vuelve a intentarlo tras un fracaso inicial, persigue sus objetivos y se mantiene concentrada y trabajando en su tarea. La perseverancia es algo que suele ser admirado por los demás
Un gran ejemplo de perseverancia en la historia es el de Tomas Edison, quien tuvo que experimentar más de 1.000 “fracasos” antes de inventar la bombilla eléctrica. Dijo que “el genio es un 99% transpiración y un 1% inspiración”.
Hellen Keller se quedó sorda, muda y ciega tras una enfermedad con poco más de un año de edad. A pesar de este tremendo obstáculo, no solo logró aprender a comunicarse con los demás, sino que fue la primera persona sordomuda en conseguir un título universitario
En general, persistir ante el fracaso es difícil, puesto que el fracaso produce una emoción desagradable que hace que las personas deseen dejarlo y mirar hacia otro lado. La persistencia requiere vencer esta tendencia a abandonar.